Muy agradecida al Ministerio de Igualdad me ha otorgado el primer reconocimiento a la visibilidad en el deporte en favor de la igualdad real y efectiva de las personas LGTBI.

En el deporte no todo es blanco o negro.
Hay toda una gama de colores.
Tantos como deportistas y personas lo conformamos
porque en el deporte y en la vida, la diversidad es un valor.

Es un premio muy especial para mí. Por lo que significa, por el momento en el que me lo otorgais y porque pone un broche de color a momentos muy duros. Me ha hecho remontarme a aquellos difíciles años en los que mientras preparaba mi ranking para conseguir estar entre las 12 mejores del mundo y participar nuevamente en los Juegos de Pekín 2008, la vida no me lo puso fácil, cuando tanto mi seleccionador, como el equipo masculino, al enterarse de mi bisexualidad, me crearon tantas situaciones complicadas que tuve que retirarme en el mejor momento de mi carrera deportiva.

Me paré a reflexionar y decidí que no merecía la pena cargar de nuevo con tanto peso de homofobia a cambio de otra medalla. Me di cuenta que yo no hacia deporte por las medallas sino por los valores. Por el esfuerzo, la superación, el trabajo en equipo. Valores que durante esos días en mi entorno deportivo brillaron por su ausencia. Ni siquiera cuando acudí para denunciar una falta grave de un arbitraje ilegal a la Federación Española de Deportes de Minusválidos, encontré apoyo y salí de allí sola y desesperanzada.

Entonces comprendí que para mí lo importante no era ser la mejor del mundo, sino para que tipo de mundo yo quería ser la mejor.

Mi primera historia de amor fue con una deportista olímpica. Cuando el mundo olimpico y el paralimpico aún se daban la espalda para nosotras no hubo barreras y conectamos. Fue una historia muy bonita, que me marcó para siempre. Aunque también dolorosa y breve por la imposibilidad de continuación y en la que tambien discutimos por tener visiones distintas acerca de la Ley del matrimonio gay que se decidía durante esos días y de la que yo era muy partidaria y activista.

Después sucedió durante unos campeonatos del mundo de esgrima, con una compañera paralimpica de otro pais. Ibamos muy a la par. Mientras mis técnicos y el equipo me reprochaban.“No la sonrias que te ha ganado” Nosotras, no sólo nos sonreíamos, sino que nos admirábamos y nos enamoramos. La misma pasión que hacía saltar chispas al cruzarse nuestras espadas en las pistas, manteniendo en vilo al público por el resultado tan igualado, nos la llevábamos a escondidas a los vestuarios, donde clandestinamente finalizábamos el asalto.

Yo nunca he vivido la competitividad tan acérrima en el deporte como me indicaban que debía sentirla. A veces cuando ganaba me iba corriendo detrás de mi ella y la media perdón porque las reglas del juego implican que una gane a costa de que otra pierda. Y para mi es mejor cuando ganamos todas. Prefiero la sonoridad a la competitividad. Nunca he visto a las deportistas de otros países como rivales a batir, sino mas bien, cómo compañeras a las que nos une una misma forma de entender el deporte y la vida. Y por lo tanto no podía evitar al quitarme la careta después del asalto sonreir y valorarlas.

Me costó mucho verbalizarlo porque todo es muy velado, empiezas escuchando comentarios, recibiendo gestos y notas como te van haciendo bulling y apartando. Nadie te dice directa y valientemente nada. Eso unido a otros factores como envidias por acaparar, más logros deportivos y portadas sumo para que se volviese todo en contra. Para ellos pasé de ser la princesita a la que proteger y podías flirtear a convertirme en la amazona que les arrebataba las medallas y quizás la chica. Pero en realidad yo era la misma de siempre.

Cuando me pidieron participar en el Consejo Superior de Deporte en las primeras jornadas contra la homofobia en el deporte no lo dudé. “Ha llegado el momento de ser valiente pensé”. No tanto por mí que ya estaba retirada sino por los que viniesen detrás. Ningún deportista tiene que soportar más peso en sus mochilas que el de la carga de la alta competición por ser despreciado por su condición física, de sexo u orientación sexual.

Y así me convertí en la primera deportista en hacerme visible junto a mis compañeros Javier Raya de patinaje artístico y Victor Gutierrez de Waterpolo y durante el pregón del orgullo de 2016 en la Plaza de Zerolo lance mi guante de esgrima simbólicamente para recoger el reto de vencer a la homofobia en el deporte.

La revista Vanitatis me coloco en portada como una de las 50 personas gays más influyentes. Mi movil se inundó de mensajes. Y entre ellos recibí la invitación a visitar el despacho de una persona relevante del Consejo Superior de Deportes. Acudí a verle y el, con afecto sincero me dijo “Gema ya he visto la noticia, Lo hecho, hecho esta. Pero mi aconsejo que lo dejes pasar para que no te cause problemas” Yo le respondí sin pensármelo “!Gracias por el consejo pero me voy ahora al pregón del orgullo! Y yo creo que hay que transmitir el mensaje de que el deporte nos ayuda a todos independientemente de nuestra condición física, nuestra raza, nuestro sexo y nuestra orientación sexual.” Al salir me di cuenta de que me había dejado la puerta abierta y las secretarias me dedicaron una gran sonrisa y noté que la conversación no había sido tan privada. Las saludé y una de ellas me abordo en el pasillo y me pidió que colaborase con un equipo femenino de futbol a lo que por supuesto accedí. Fue en ese instante en el que decidí que lanzaría mi guante de esgrima.

Hoy he visto cómo las bandera del orgullo ondean en la fachada del Consejo Superior de Deportes. Y he sacado de mi armario para contemplarlo el primer pin con la bandera arcoíris que compre en los últimos Juegos de Rio 2016. Recuerdo lo importante que fue para mí verlo en la tienda oficial de la Villa. Era como decir. “Tu nos importas” Estos días a mi compañero Victor Gutiérrez le insultaron gritándole “maricón” durante un partido, su federación le ha respaldado y por primera vez se ha puesto una sanción disciplinaria contra un comportamiento de homofobia en el deporte. Y Boti Garcia, a la que admiro, se puso en contacto conmigo para decirme sí accedía a recibir el primer reconocimiento que da el Ministerio de Igualdad por la visibilidad lgtbi y la igualdad real en el deporte. Y me alegra saber que las cosas por fin están cambiando. Y nuestros esfuerzos, el de todos en varios ámbitos están empezando a dar fruto para construir un mundo mejor y más igualitario para todos.

Hay que empezar desde el inicio a enseñar en los colegios que es cuándo se empieza a hacer deporte a transmitir los verdaderos valores entre padres y los niños que son los futuros campeones de vida.

Tener tolerancia cero con gestos homófobos en cualquier manifestación deportiva. Y enseñar desde respeto, el juego limpio, la tolerancia y el trabajo en equipo.

Los deportistas debemos visibilizar no solo los éxitos deportivos tambien las dificultades que hemos superado para llegar hasta allí aunque no tengamos la medalla. Siempre defiendo que las historias son tan importantes como las medallas. Y que lo que importa más que el resultado deportivo, es el camino.

Es necesario denunciar lo que no es justo y visibilizarlo para cambiarlo. Porque si callamos, nos convertimos en cómplices ya que lo que no se ve no existe y perpetuamos lo establecido. El bulling, el abuso, el acoso, el maltrato, todo queda tapado sino bajo ese halo triunfalista de la medalla, del héroe. Cuidado con el tipo de referentes y lo que transmitimos al resto de la sociedad, Visiblizar para mediar no tiene que ser negativo, ni conflictivo, dar un paso al frente es ser valiente Y solo los valientes hacen reflexionar y cambian el mundo para mejorarlo.

La diversidad no debe proferirse como un insulto sino como un valor que enriquece al equipo


Hay que fomentar la empatía y ponerse en el lugar del otro. Es necesario aprender a liderar equipos desde la inclusión y la diversidad . No hay un única verdad, ni un único modo de alcanzar los objetivos para todos los integrantes de tu equipo. Hay diferentes caminos para llegar al Olimpo. Cada uno es diferente, hay que personalizar en lo que individualmente necesita para fomentar su motivación y sentido de pertenencia en el grupo de trabajo.

Liderar desde la diversidad hace que la comunicación sea mas productividad y eficaz. Y eso se refleja en un mejor entorno de trabajo para alcanzar de forma cohesionada los objetivos del grupo. Y es un reflejo de nuestra sociedad que también esta formada por la diversidad.

Es necesario que abrirse hacia formas de gestión, menos prepotentes y ególatras que fomentan la individualización e ir hacia otras formas más enriquecedoras y colaborativas, mas focalizadas en el grupo que en el individuo. No se trata tanto del yo, como del nosotros. Eso implica recuperar la honestidad, la humildad, la justicia y trabajar desde el fomento de la autoconfianza y de la fusión de grupo

Cuando me preguntáis quien es Gema Hassen-Bey. Yo os digo que me defino como una guerrera del S.XXI que no deja de luchar por sus sueños, superando las dificultades. Tengo una espada única en el mundo que ha vivido conmigo cinco Juegos, esta firmada por los Reyes de España y me la llevo a todas mis cimas. Cuando la levanto me dice orgullosa lucha por lo que quieras aunque sea difícil. Cuanto más cueste, mayor será la gloria.

No dejes de luchar por vuestros sueños. Ser valientes, ser visibles y sobre todo ser felices.

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